lunes, 28 de febrero de 2011

Cuarto programa (va queriendo)

Como alguien que da sus primeros pasos, de a poco vamos encontrando el tiempo y la forma exacta (que fácil y útil es mentirse). Pretendemos solamente, en algún momento quedar satisfechos pero no saciarnos. En este cuatro programa hay de todo, la vuelta al cole, el deporte para todos, Julio Cortazar, escrituras indie y hasta la temperatura y otras cuestiones, ojala disfruten tanto como nosotros de equivocarnos e intentar arreglar la cosas.

programa del Lunes 28 de Febrero

Los mas dignos

El profesor de lengua no ganará el premio nobel en literatura, usará su valioso tiempo en algo mas importante, enseñará a leer y a escribir.

La maestra de matemática no abusará de su master para hacer cálculos grandiosos que intenten descifrar a dios, esta convencida de que la prioridad es que sus alumnos resuelvan problemas y cuentas sin calculadora.

El jefe de la cátedra de química experimental no buscará las curas a las enfermedades que probablemente merezcamos, él dedicará su existencia a compartir todo su conocimiento con el alumnado, sabe que ellos si buscarán.

La nadadora profesional no competirá nunca mas en las olimpiadas aunque este mas que preparada, solo pretende que nadie tenga miedo a nadar en las aguas turbias que intentan ahogarnos.

El instructor de yoga no usará sus ahorros para viajar a la india, aprenderá que la búsqueda de la paz terminará al dar clases gratuitas en geriátricos y parques públicos con o sin rejas.

La chef no preparará grandes platos y tampoco trabajará para las cocinas de la creme de la creme, mostrará como se deben usar las manos para amasar el pan.

El profesor de danza no insistirá en audicionar para esos grandes espectáculos internacionales, fundará su propia escuela para demostrar que el cuerpo no baila sin la ayuda del alma.

La licenciada en psicología no escribirá best sellers usando los secretos profesionales que juro guardar, escuchará, opinará y abrazará a sus pacientes, también recomendará libros y películas que invoquen a la reflexión.

El cirujano no abrirá mas tórax para masajear corazones ajenos, se ocupará personalmente de aconsejar a los pasantes como seguir trabajando consciente alrededor de tanta sangre.

La docente de historia no encargará a sus alumnos que compren el manual correspondiente, hará todo lo posible para que aprendan a investigar, indagar, preguntar, desmitificar, y revalorizar para comprender y construir hoy y mañana.

Y ellos o ellas que con el titulo en la mano y cualquier otra opción a la vista, eligen dar clases en un escuela nocturna para adultos, en un barrio embarrado, en una escuela rural, en un comedor, en una villa de ciudad o simplemente, en cualquier rincón olvidado.


por Matías Ciccolella

El mal estudiante

Si algo compartimos todos, es que en algún momento de nuestras vidas fuimos alumnos, quizá este estadio dure para siempre o tal vez nunca lo querramos aceptar. No hay secretos para enseñar y mucho menos para aprender: Enseñar a que otros aprendan por si mismos, aprender a por nosotros mismos cuando otros nos enseñan. Jaques Prevert, un fabuloso poeta francés, habla sobre un lugar común donde también podemos encontrarnos, ¿Quien no fue un mal estudiante?



El mal estudiante

Dice que no con la cabeza
pero dice que sí con el corazón
dice que si a lo que le gusta
y dice que no al profesor
está de pie
le hacen preguntas
y le plantean todos los problemas
de pronto se echa a reír
y borra todo
cifras y palabras
fechas y nombres
frases y trampas
y a pesar de las amenazas del maestro
entre el tole-tole de los niños prodigio
con tizas de colores
sobre el negro pizarrón de la desgracia
dibuja el rostro de la felicidad.

¿Cómo saber que es el deporte? (deporte para todos)

Quien escribe, debe confesar que su fuerte no es precisamente el deporte, pero ¿Qué oportunidades nos dan a los pata dura? ¿Cómo saber que es el deporte si no se siente? Dejamos aquí el famoso poema de Walter Saavedra, que los hinchas supieron aprenderse de memoria:


¿Cómo vas a saber lo que es el amor?
Si nunca te hiciste hincha de un club
¿Cómo vas a saber lo que es el dolor?
Si jamás un zaguero te rompió la tibia y el peroné
y estuviste en una barrera y la pelota te pegó justo ahí…

¿Cómo vas a saber lo que es el placer?
Si nunca diste una vuelta olímpica de visitante
¿Cómo vas a saber lo que es el cariño?
Si nunca la acariciaste de chanfle
entrándole con el revés del pie
para dejarla jadeando bajo la red

¡¡Escúchame!!,
¿Cómo vas a saber lo que es la solidaridad?
Si jamás saliste a dar la cara
por un compañero golpeado desde atrás

¿Cómo vas a saber lo que es la poesía?
Si jamás tiraste una gambeta
¿Cómo vas a saber lo que es la humillación?
Si jamás te metieron un caño

¿Cómo vas a saber lo que es la amistad?
Si nunca devolviste una pared
¿Cómo vas a saber lo que es el pánico?
Si nunca te sorprendieron mal parado en un contragolpe

¿Cómo vas a saber lo que es morir un poco?
Si jamás fuiste a buscar la pelota dentro del arco

¡Decime viejo!
¿Cómo vas a saber lo que es la soledad?
Si jamás te paraste bajo los tres palos,
a doce pasos de uno que te quería fusilar
y terminar con tus esperanzas

¿Cómo vas a saber lo que es el barro?
Si nunca te tiraste a los pies de nadie
Para mandar una pelota sobre un lateral

¿Cómo vas a saber lo que es el egoísmo?
Si nunca hiciste una de más
cuando tenias que dársela,
al nueve que estaba solo

¿Cómo vas a saber lo que es el arte?
Si nunca, pero nunca inventaste una rabona
¿Cómo vas a saber lo que es la música?
Si jamás cantaste desde la popular

¿Cómo vas a saber lo que es la injusticia?
Si nunca te saco tarjeta roja, un referí localista
Decime, ¿Cómo vas a saber lo que es el insomnio?
Si jamás te fuiste al descenso

¿Cómo, cómo vas a saber lo que es el odio?
Si nunca hiciste un gol en contra
¿Cómo, pero cómo vas a saber lo que es llorar?
Si llorar, si jamás perdiste una final de un mundial
sobre la hora con un penal dudoso

¿Cómo vas a saber querido amigo?
¿Cómo vas a saber lo que es la vida?
Si nunca, jamás jugaste al fútbol

Tercer programa (verde)

Bueno, debemos ser autocríticos, un poco verde estamos pero por lo menos, nos damos cuenta, tres programas, tres los que somos.


programa del Lunes 21 de Febrero

Plantar arboles es siempre un acto de naturaleza (palabras de otros)

Hoy, va en realidad cuando realizamos el programa del lunes 21 de febrero, intentamos trazar una linea desde la editorial, en este caso una linea verde. A veces nuestras palabras son insuficientes, por eso recurrimos a otros, a continuación, unas cuantas palabras del libro "Úselo y tírelo" del inagotable escritor uruguayo Eduardo Galeano.


"Plantar arboles es siempre un acto de naturaleza"

El mundo esta siendo desollado de su piel vegetal y la tierra ya no puede absorber y almacenar lluvias. Se multiplican las sequías y las inundaciones mientras sucumben las selvas tropicales, devoradas por las explotaciones ganaderas y los cultivos de exportación que el mercado exige y los banqueros aplauden. Cada hamburguesa cuesta nueve metros cuadrados de selva centroamericana. Y cuando uno se entera de que el mundo estará calvo más temprano que tarde, con algunos restos de selva en Zaire y Brasil, y que los bosques de México se han reducido a la mitad en menos de medio siglo, uno se pregunta: ¿ Quiénes son los peligrosos ? ¿ Los indígenas que se han alzado en armas en la selva lacandona, o las empresas ganaderas y maderedas que están liquidando esa selva y dejan a los indios sin casa y a México sin árboles? ¿ Y los banqueros que imponen esta política, identificando al progreso con máxima rentabilidad y modernización con devastación ? Pero resulta que los banqueros han abandonado la usura para consagrarse a la ecología, y la prueba está: el Banco Mundial otorga generosos créditos para forestación. El Banco planta árboles y cosecha prestigio en un mundo escandalizado por el arrasamiento de sus bosques. Conmovedora historia, digna de ser llevada a la televisión: el destripador distribuye miembros ortopédicos entre las víctimas de sus mutilaciones




Otra nota verde o Pachamama Madre Tierra

Como ya habrán escuchado (en caso de haberlo hecho, por supuesto) en la tercera emisión de nuestro programa, realizamos una humilde nota ecológica la cual no vamos a describir así, pueden re escuchar el programa o bien escucharlo (en caso de no haberlo hecho, por supuesto). Sin mas que decir, les transcribimos las palabras que utilizamos de uno de los hombres mas profundos de nuestro país: Don Atahualpa Yupanqui.


"...El hombre es el hijo poderoso de la pachamama, aunque vive prisionera de la garra cósmica del cerro. Puede matar al pájaro y derribar el árbol. Pero, precisa al sol para su vida, al árbol para su sueño y al ave para su canto. Y siempre permanecerá pegado a la tierra, sobre la que ha de luchar, crecer, amar y sufrir, hasta el cansancio y un anhelo de sombra lo hagan tenderse bajo las piedras, en un silencio definitivo…"

"…. Por eso dicen que se han levantado las apachetas: para que el hombre, humillándose ante la tierra, dándose de frente con viento y cielos cumbreños, eleve sus ruegos pidiendo ayuda a la pachamama para vivir y para andar, en la esperanza de que alguna vez la madre del cerro se digne a revelarle sus secretos de la unidad cósmica, alcanzando así la eternidad que ansia el espíritu…"

martes, 15 de febrero de 2011

Fe de erratas (segundo primer programa)

Debemos corregir, nuestro primer programa se llamó la dama y el buen ladrón y a partir de ahora nuestro programa se llama fe de erratas, mas que nada para poder justificar los posibles errores.

programa del Lunes 14 de Febrero

Todo lo que necesitas es amor

Si los dicen los Beatles debe de ser cierto, pero la gran pregunta es ¿qué es esta cuestión del día de los enamorados? o mas bien ¿qué ocurre el resto de los días? los amantes, los esposos, los novios, los amigos con derechos, los niños, y hasta los muertos sepultados juntos lo sabrán, mientras tanto el filósolo Erich Fromm tiene algo para decirnos...

Selección del capitulo “La práctica del amor” del libro “El Arte de Amar” de Erich Fromm.

Nuestra sociedad esta regida por una burocracia administrativa, por políticos profesionales; los individuos son motivados por sugestiones colectivas; su finalidad es producir más y consumir más, como objetivos en sí mismos. Todas las actividades están subordinadas a metas económicas, los medios se han convertido en fines; el hombre es un autómata ( bien alimentado, bien vestido, pero sin interés fundamentalmente en lo que constituye su cualidad y función peculiarmente humana).

Si el hombre quiere ser capaz de amar, debe colocarse en su lugar supremo. La máquina económica debe servirlo, en lugar de se él quien esté a su servicio. Debe capacitarse para compartir la experiencia, el trabajo, en vez de compartir, en el mejor de los casos, sus beneficios. La sociedad debe organizarse de tal forma que la naturaleza social y amorosa del hombre no esté separada de su existencia social, sino que se una a ella.

Toda sociedad que excluya, relativamente, el desarrollo del amor, a la larga perece a causas propia de contradicción con las necesidades básicas de la naturaleza del hombre. Hablar de amor no es predicar, por la sencilla razón de que significa hablar de la necesidad fundamental y real de todo ser humano. Que esa necesidad haya sido oscurecida no significa que no exista.

Analizar la naturaleza del amor es descubrir su ausencia general en el presente y criticar las condiciones sociales responsables de esa ausencia. Tener fe en la posibilidad del amor como un fenómeno social y no solo excepcional e individual, es tener fe racional basada en la comprensión de la naturaleza misma del hombre.

Fútbol o Muerte

Y si, ya empezó el "fulbo", que lo parió che! Y Que mejor que el negro para explicarnos esta ideología: Fútbol o Muerte!

Selección del cuento "19 de diciembre de 1971" de Fontanarrosa

Hay que entender que no era un partido cualquiera, hermano, era una final final. Porque si bien era una semifinal, el que ganaba después venía a jugar a Rosario y le rompía el culo a cualquiera. Fuera Central como Ñul, acá le hacía la fiesta a cualquiera.


¡Eso tendrían que acordarse ahora los que hablan al reverendo pedo con el asunto del viejo Casale! ¿No se acuerdan esos turros cómo estaban los lepra? ¿No se acuerdan ahora?

El viejo Casale era , un pibe que siempre venía al boliche y que durante años vino a la cancha con nosotros, pero que ya para ese entonces se había ido a vivir al norte, a Salta, creo, lo vi hace poco por acá, que estaba de paso. Y ahí fue que nos acordamos de que un día, en la casa del Cabezón, el viejo había dicho que él nunca, pero nunca, lo había visto perder a Central contra Ñul. Me acuerdo que nos había impresionado porque ese tipo era un privilegiado del destino. Aunque al principio vos te preguntás, "¿Cómo carajo hizo este tipo para no verlo perder nunca a Central contra Ñul? ¿Qué mierda hizo? Este coso no va nunca a la cancha". Porque, oíme, alguna vez lo tuviste que ver perder, a menos que no vayás a los clásicos. Y ojo que yo conozco muchos así, que se borran bien borrados de los clásicos.

El iba siempre, un fana de Central que ni te cuento, pero se había dado, qué sé yo, una serie de casualidades que hicieron que en un montón de partidos con Ñul él no pudiera ir por un montón de causas que ni me acuerdo.

Entonces ahí nos dijimos "Este viejo tiene que estar en el Monumental contra Ñubel. No puede ser de otra forma. Tiene que estar".

Claro, dijimos, seguro que va a estar, si es fana de Central, canalla a muerte. Pero nos agarró como la duda ¿viste? porque nosotros no era que lo veíamos todos los días al viejo,

Entonces, con los muchachos decimos "vamos a la casa del viejo a asegurarnos que va y si no va lo llevamos atado". Porque también podía ser que el viejo no fuera porque no tuviera guita, qué sé yo. Nosotros ya habíamos pensado en hacer una rifa a beneficio, una kermesse, cualquier cosa. El viejo tenía que ir, era una bandera, un cheque al portador.

La cuestión es que vamos a la casa y... ¿a qué no sabés con lo que nos sale el viejo? Que andaba mal del bobo y que el médico le había prohibido terminantemente ir a la cancha, mirá vos. Nos sale con eso. Que no. Que había tenido un infarto en no sé qué partido, en un partido de mierda después que una pelota pegó en un palo, que había estado muerto como media hora y lo habían salvado entre los indios con respiración artificial y masajes en el cuore. Se había pegado tal cagazo que no había vuelto a ir a la cancha desde hacía ya, mirá lo que te digo, dos años.

El viejo nos dijo que no, que ni loco, que ni siquiera sabía si iba a poder resistir la tensión de saber que se jugaba el partido, aun sin escucharlo. Porque el viejo los diarios los leía, tan boludo no era, y sabía cómo venía la mano, cómo era la cosa, cómo formaban los equipos, suplentes, historial, antecedentes, chaquetillas, color, todo. Nos dijo más. "Ese día —nos dijo— bien temprano, antes de que empiecen a pasar los camiones y los ómnibus con la gente yendo para Buenos Aires, yo me voy a la quinta de un hermano mío que vive en Villa Diego". No quería escuchar ni los bocinazos el viejo.

Entonces decidimos lo del secuestro. Nos fuimos al boliche y esa noche lo charlamos muy seriamente. El Dani decía que no, que era una barbaridad, que el viejo se nos iba a morir en el viaje, o en la cancha, y que después se iba a armar un quilombo que íbamos a terminar todos en cana y que, además, eso sería casi un asesinato.

El Colorado nos habló de los grandes ideales, de nuestra misión frente a la sociedad, de nuestro deber frente a las generaciones posteriores, los pendejos. Nos dijo que si ese partido se perdía, miles y miles de pendejos iban a sufrir las consecuencias. Que nosotros ya estábamos jugados, que habíamos tenido lo nuestro y que, de últimas, teníamos experiencias en malos ratos y fulerías. Pero los pibes, los pendejitos de Central, esos, iban a tener de por vida una marca en sus vidas que los iba a marcar para siempre, como un fierro caliente.


Entonces la cosa estaba clara, había que secuestrar al viejo Casale.


Averiguamos qué ómnibus iba para Villa Diego, adonde tenía la quinta el hermano del viejo Casale. Desde donde vivía el viejo, ahí por San Juan al mil cuatrocientos, lo único que lo dejaba en ese entonces, era el 305 que pasaba por la calle San Luis. O sea que el viejo tenía que tomarlo en San Luis-Paraguay o San Luis-Corrientes, no más allá de eso a menos que fuera muy pelotudo.

Y te digo que la cosa venía perfecta, porque el viejo nos había dicho que iba a salir bien temprano para no infartarse con las bocinas, o sea que nosotros podíamos combinarlo con el horario de salida nuestra para el partido. Porque también nos cagaba si salía a la una de la tarde para Villa Diego, porque después ¿cómo llegábamos nosotros a Buenos Aires para la hora del partido con el quilombo que era la ruta y en un ómnibus de línea?

Después hubo que hablar con los otros muchachos, porque convencer al Rulo no nos costó nada, a él le daba lo mismo y, además, le contamos los entretelones del asunto. Te digo que el Colora manejó la cosa como un capo, un maestro. El asunto era así, el Rulo es un fana amigo de Central que tiene un par de ómnibus. Y en esa época tenía un par de coches en la línea 305. Fue un ojete así de grande, porque si no teníamos que conseguir otro coche, cambiarle el color, pintarlo, qué sé yo, ponerle el número, un laburo bárbaro. Pero el Rulo tenía dos 305 y con uno de esos ya tenía pensado pirarse para el Monumental el día del partido y más bien que se llevaba como mil monos que también iban para allá. Lo sacaba de servicio y que se fueran todos a la reputísima madre que los parió, no iba a perderse el partido ese.

Entonces, el Rulo, con los monos arriba y nosotros, tenía que estar con el ómnibus preparado, el motor en marcha, por España, estacionado. Y el Miguelito se ponía de guardia, tomando un café, justo en un boliche de ahí cerca desde donde veían la puerta de la casa del viejo Casale. Creo que a las cinco, nomás, de la matina, ya estaba el Miguelito apostado en el boliche haciéndose el boludo y junando para la casa del viejo. Te juro que ni los tupamaros hubieran hecho un operativo como ese, hermano. Fue una maravilla.

La cosa es que el viejo subió medio dormido y se sentó en uno de los asientos de adelante que ya habíamos dejado libre a propósito para que no viera mucho del ómnibus. Rulo le cobró boleto y todo. Y nadie se hablaba como si no nos conociéramos. Y como el ómnibus iba haciendo el recorrido normal, el viejo iba lo más piola, mirando por la ventanilla. La cuestión es que llegamos a Villa Diego y el viejo, tranquilo. Cada tanto, cuando nos pasaba algún auto con banderas en el techo, tocando bocina, el viejo miraba a los que tenía cerca y movía la cabeza como diciendo "¡Mirá vos!".

Llegamos a Villa Diego, por ahí el viejo se levanta y le dice al Rulo "En la esquina, jefe". Y yo no sé qué le dijo el Rulo, algo de que ahí no se podía parar, que estaba cerrado el tráfico, que había que seguir un poco más adelante y el viejo se la comió, pero se quedó paradito al lado de la puerta. Al rato, por supuesto, de nuevo el viejo, "En la esquina". Ahí ya el Rulo nos miró, porque se le habían acabado los versos. Y ahí, hermano... ¡vos no sabés lo que fue eso! Fue como si nos hubiésemos puesto todos de acuerdo y te juro que ni siquiera lo habíamos hablado. Empezaron los muchachos a desplegar las banderas, a sacar las cornetas y las banderas por la ventana, y a los gritos, hermano, "¡Soy canalla, soy canalla!" por las ventanas.

El pobre viejo, que la cara que puso no te la puedo describir con palabras, sino para afuera, porque los grones, con lo quilomberos que son, se habían ido aguantando hasta ahí sin gritar ni armar quilombo para no deschavarse con el viejo, pero cuando llegó el momento agarraron las banderas, empezaron a sacar los brazos y golpear las chapas del costado del ómnibus.


Pero mirá, te la hago corta. Mirá, cuando el viejo ya vio que no había arreglo, que no había posibilidad de que lo dejáramos bajar del ómnibus, se entregó, pero se entregó entregó. Porque, al principio, nosotros nos acercamos y nos reputeó, nos dijo que éramos unos irresponsables, unos asesinos, que no teníamos conciencia, que era una vergüenza, qué sé yo todo lo que nos dijo. Pero después, cuando nosotros le dijimos que él estaba perfecto, que estaba hecho un toro, que si se había bancado la sorpresa del ómnibus quería decir que ese cuore se podía bancar cualquier cosa, empezó a tranquilizarse.

Mirá, hermano, y creéme porque es la pura verdad ¿qué intención puedo tener en mentirte, hoy por hoy? Ese viejo era el más feliz de los mortales, te lo digo yo y te lo juro por la salud de mis hijos. El viejo cantaba, puteaba, chupaba mate, comía facturas, gritaba por la ventana y a la cancha se bajó envuelto en una bandera. No había, en la hinchada, un tipo más feliz que él. Vino con nosotros a la popu y se bancó toda la espera del partido, que fue más larga que la puta que lo parió y después se bancó el partido. Después del gol del Aldo, yo lo busqué, lo busqué, porque fue tal el quilombo y el desparramo cuando el Aldo la mandó adentro que yo ni sé por dónde fuimos a caer entre las avalanchas y los abrazos y los desmayos y esas cosas. Pero después miré para el lado del viejo y lo vi abrazado a un grandote en musculosa casi trepado arriba del grandote, llorando. Y ahí me dije: si este no se murió aquí, no se muere más. Es inmortal. Ya el segundo tiempo era una cosa que la tenían siempre ellos y ¿sabés qué era lo fulero, lo terrible? ¡Que si nos empataban nos ganaban, hermano, porque esa es la justa!¡Nos empataban, íbamos a un suplementario y ahí nos iban a hacer refocilar el orto porque estaban más enteros y se venían como un malón los guachos! Faltaban cinco minutos y si nos empataban, te repito, éramos boleta en el suplementario. Me acuerdo que miro para atrás y lo veo al viejo, blanco, pálido, con los ojos desencajados, pobrecito, pero vivo. Y ahora yo te digo, te digo y me gustaría que me contesten todos esos que ahora dicen que fue una hijaputez lo que hicimos con el viejo Casale ese día. Que alguno me diga si, de puta casualidad, lo vio al viejo Casale como lo vi yo cuando el referí dio por terminado el partido y la cancha era un infierno que no se puede describir en palabras. Te digo que me gustaría que alguien me diga si alguien lo vio como lo vi yo. ¡La cara de felicidad de ese viejo, hermano, la locura de alegría en la cara de ese viejo! ¡Que alguien me diga si lo vio llorar abrazado a todos como lo vi llorar yo a ese viejo, que te puedo asegurar que ese día fue para ese viejo el día más feliz de su vida, pero lejos lejos el día más feliz de su vida, porque te juro que la alegría que tenía ese viejo era algo impresionante! Y cuando lo vi caerse al suelo como fulminado por un rayo, porque quedó seco el pobre viejo, un poco que todos pensamos: "¡Qué importa!" ¡Qué más quería que morir así ese hombre!¡Más vale morirse así, hermano! Se murió saltando, feliz, abrazado a los muchachos, al aire libre, con la alegría de ganarle a la lepra por el resto de los siglos! ¡Así se tenía que morir, que hasta lo envidio, hermano, te juro, lo envidio! ¡Porque si uno pudiera elegir la manera de morir, yo elijo esa, hermano! Yo elijo esa.

domingo, 13 de febrero de 2011

Primer programa

Amigos conocidos y futuros, les dejamos el audio del primer programa de "La dama y el buen ladrón", esperamos que puedan aconsejarnos, criticarnos, halagarnos, insultarnos, o todo lo que se les ocurra para poder mejorar este espacio que pretendemos, sea de todos.


programa del Lunes 7 de Febrero

Puntos de vista / 3

Para tratar el tema de la inflación siempre es bueno leer los diarios, escuchar las radios, ver la televisión, pero también es bueno buscar, leer y escuchar otras voces, las que aveces se quedan durmiendo en las bibliotecas o librerías.

Desde el punto de vista de las estadísticas, si una persona recibe mil dólares y otra persona no recibe nada, cada una de esas personas aparece recibiendo quinientos dólares en el cómputo del ingreso per cápita.
Desde el punto de vista de la lucha contra la inflación, las medidas de ajuste son un buen remedio. Desde el punto de vista de quienes las padecen, las medidas de ajuste multiplican el cólera, el tifus, la tuberculosis y otras maldiciones.

Eduardo Galeano - Patas Arriba

La dama y el buen ladrón

La noticia es una dama elegante y distinguida que nunca pierde la compostura, siempre recta y correcta va perfumada a toda ocasión, informa utilizando y eligiendo cuidadosamente las palabras mas finas sin darse cuenta del frío que provocan. Ideas, preguntas y respuestas desaparecen misteriosamente, pero el buen ladrón admite su delito: sin mas armas que las voces de otros, intenta que la noticia no congele lo que nos queda de seres humanos. El buen ladrón cree en sus delitos y siempre comparte su botín.